Las Palmas de Gran Canaria se convirtió en una fiesta a partir del momento en que el árbitro pitó el final del partido entre la UD Las Palmas y el Deportivo Alavés.

El final del encuentro, con empate a cero, marcó el séptimo ascenso de la UD Las Palmas a Primera División. La apoteosis de la celebración fue la llegada de los jugadores a la Plaza de España para celebrar el ascenso con la afición.