Con semblante serio, el ministro de Finanzas griego, el mediático Yanis Vurofakis se entrevistaba con el presidente del Banco Central Europeo. Una reunión que el ministro calificó de muy fructífera. Pero el BCE se guardaba un as en la manga. Horas después de esa visita, emitía un comunicado asegurando que no aceptará los bonos de deuda griegos como garantía. Corta así el grifo de la liquidez a los bancos helenos.