La década prodigiosa para el turismo finaliza con la incertidumbre de saber cuándo podrá desprenderse el negocio del azote de la pandemia. En los años de bonanza, un coro de voces advirtió desde los ámbitos privado y público de la necesidad de renovar la planta alojativa y fueron muchos los empresarios que firmaron créditos millonarios. A pesar de que hoy todo son dudas, no faltan quienes aprovechan este parón para la puesta a punto de sus productos. Desde que se declaró el estado de alarma se han destinado más de 100 millones de euros a este fin, la mayor parte en Gran Canaria.