Cuesta encontrar en Canarias una casa que no tenga pelos en el sofá y un recipiente con agua a ras del suelo. Cada vez son más los isleños que se animan a tener mascotas y compartir su vida –que no sus gastos– con amigos peludos que pasan en muy poco tiempo a convertirse en miembros fundamentales de muchas familias. Y asociado a esta locura por los animales surge una burbuja cada vez más grande de negocios vinculados a ellos. Macrotiendas, centros veterinarios, peluquerías, guarderías, hoteles, lugares de entrenamiento y un sinfín de empresas que viven su mejor momento gracias al protagonismo de las mascotas. «Es una barbaridad como ha aumentado el censo en Canarias», reconoce el presidente del Colegio de Veterinarios de Las Palmas, Alejandro Suárez, quien asegura que es «muy complicado» cifrar el número de negocios vinculados al sector. «Con dar un paseo por la ciudad te sirve para hacerte una idea del auge de todas estas empresas», afirma.