Los bañistas de la playa de Arinaga, residentes de Agüimes y de otras localidades, ponían en valor ayer, más que nunca, el viento. Era un alivio para soportar los más de 30 grados que marcaban al mediodía los registros, y la obligada mascarilla por el Covid, algo que les recordaron seis agentes de la Benemérita.