El sudor mancha la frente y cae por la sien del portavoz del Gobierno, pero el estado febril, el escalofrío nuclear recorre al país entero que tiene que escuchar la rueda de prensa para saber lo que está pasando en la central atómica. Ya no hay señal en directo desde allí. Lo cuentan ante las cámaras es que y que en el reactor que estalló anoche hay daños en el sarcófago, el muro que protege a los japoneses de una hecatombe.