En las calles de las grandes ciudades griegas cada vez hay más malestar. En el viejo continente y en Washington, se siembran más y más dudas sobre el cumplimiento de los objetivos de déficit por parte de los griegos. Si hay un escenario difícil de remontar está en Grecia. El país roza la quiebra. El gobierno de Yorgos Papandreu ha anunciado un nuevo impuesto, in extremis, sobre la propiedad de viviendas y un recorte de sueldos para altos funcionarios. Evitar la suspensión de pagos es un objetivo difícil de cumplir. En la calle aumenta el rechazo social ante lo que se está viviendo.