Una auténtica marea humana recorría avenida Bolivar de la capital venezolana. La más emblemática de la ciudad y la que en los últimos diez años, fue un territorio exclusivo de las fuerzas del chavismo, el patio de sus mítines y sus verbenas, donde la oposición tenía expresamente prohibido reunirse. El opositor Henrique Capriles logró ayer lo que parecía imposble: convocar a cientos de miles de venezolanos, a quienes advirtió que a partir del 7 de octubre, en Venezuela, se va a enterrar el rencor y vamos a derrotar la violencia.