Es uno de los últimos aviones de rescate de Estados Unidos en despegar desde el aeropuerto de Kabul y sobrevolar el espacio aéreo afgano. El cielo de la capital de Afganistán se iluminaba con fuegos artificiales, la madrugada del martes 31 de agosto, tras abandonar las tropas norteamericanas el país, tras 20 años de guerra, dejando a los talibanes más fuertes que en 2001. Forzados a una salida apresurada, Washington y sus aliados de la OTAN, llevaron a cabo un puente aéreo masivo, pero caótico, durante las últimas dos semanas, dejando atrás a decenas de miles de afganos que ayudaron a los países occidentales. El coste de la guerra de Afganistán, según datos del Departamento de Defensa, ha estado cerca de los 800.000 millones de dólares.