Salir por las calles de la ciudad de Jersón es encontrarse con el horror de la guerra. Y también lidiar con sus duras calamidades. Vitaly nos demuestra que es casi imposible dar con algo que llevarse a la boca viendo cómo han quedado los supermercados. Y aunque siempre es poco, consigue esos trocitos de esperanza en forma de alimentos y medicinas.