Pretender algo de normalidad en Ucrania pasa por asegurar territorios. El país es ahora un cementerio de minas sin explotar. Y personas como Iryna han cambiado su vida para dedicarse a desminarlo. "Es un cambio drástico en mi vida, voy a dedicarme a esto en cuanto llegue a mi país", afirma Iryna. Más de 300.000 kilómetros de suelo ucraniano han quedado plagados de explosivos, y decenas de personas se forman en Kosovo, un país en el que siguen conviviendo con las minas desde hace más de 20 años. Allí aprenden a realizar la imprescindible tarea de desminar el territorio. "El objetivo es entrenar a toda la gente que pueda, para convertir Ucrania en un lugar más seguro", cuenta el profesor del curso. La guerra en Ucrania se intensifica, y con ella la urgente necesidad de ayudar de sus ciudadanos.