Todas son chicas y en edad escolar. Desde el pasado noviembre ya son casi 700 las niñas envenenadas con gases tóxicos en Irán. Por suerte ninguna ha muerto, aunque todas presentan los mismos síntomas. "Noto dolor en el pecho, y cuando camino me tiemblan las piernas”, cuenta una de ellas. “Si me pongo de pie me mareo, todo mi cuerpo está entumecido y no puedo caminar”, dice otra. Unos ataques que se producen en un momento delicado para Irán. El país lleva meses de protestas por la muerte en septiembre de Masha Amini y los envenenamientos caldean aún más los ánimos. La respuesta del Gobierno ha sido contradictoria. Al principio negaban que fuesen intencionados. Aunque el domingo el viceministro de Salud reconoció una posible relación entre las intoxicaciones y las fuerzas que quieren mantener a las niñas lejos de los colegios. Finalmente matizaba este lunes que sus palabras se habían malinterpretado. De momento, desde la Fiscalía General ya se ha abierto una investigación penal para estudiar la posibilidad de actos delictivos y premeditados.