La Plaza Clara Muñoz, en el barrio marinero de San Cristóbal, recuerda a la historiadora, crítica de arte e Hija Adoptiva de Las Palmas de Gran Canaria. Su hija, Laura Espino, interpretó al violín una pieza del autor Antonin Dvorák titulada 'Canciones que mi madre me enseñó', en homenaje a su progenitora.