Cuatro y diez de la tarde en La Restinga. Decenas de herreños acompañaban a los periodistas que, durante todo el día, hacían guardia ante las narices del volcán. De repente, todo se sobresalta: "Mira, mira, mira, va a explotar", dice una vecina. "Guaaaaaaauuuuuu"? Las miradas se dirigen a la burbuja que, a lo largo de todo el día de ayer, amenazaba con un espectáculo grandioso. Como si fuera un submarino que emergiera de las profundidades, poco a poco, comienza a salir a la superficie una gigantesca burbuja de agua que envuelve material magmático, cenizas y gases. No es una más de las explosiones submarinas que desde el sábado se producen en el mar de Las Calmas; es la más grande, la más ancha y, desde luego, la más espectacular.