Era poco después de las 19 h de la tarde cuando el corresponsal de guerra de El Periódico Marc Marginedas llegaba al aeropuerto de El Prat en un avión de la Fuerza Aérea Española. Liberado tras seis larguísimos meses de secuestro en Siria, el periodista repartía abrazos aún temblorosos reflejo de la angustia de quién temía un futuro incierto.