Las tarjetas opacas se contabilizaban en la misma cuenta que las visas robadas. Rodrigo Rato redujo las tarjetas opacas a doce, en su primer año al frente de Bankia. y a cinco en el segundo año. Rodrigo Rato salió de Bankia cuando el Gobierno tomó el control de la entidad. Los cuatro últimos poseedores de las tarjetas habían gastado 197.500 euros. Los gastos iban a parar a la llamada "cuenta de quebrantos". Era un epígrafe en el que figuraban los gastos de las visas robadas que no se iban a recuperar. Una cuenta difícilmente visible para los auditores y también para los gestores del banco. El departamento de Recursos Humanos, encargado de vigilar estos gastos, tampoco podía acceder a la cuenta.