A 62 kilómetros de Lanzarote y 54 de Fuerteventura. Nos adentramos en las tripas del barco de Repsol que perfora aguas canarias en busca de petróleo. Un barco sobre el que están puestos los ojos de los muchos canarios contrarios a las prospecciones, el 75% de la población según una encuesta del Gobierno local. Desde el cerebro del buque se controla todo. Desde sus tripas, los ingenieros están pendientes de cada detalle de la perforación. Y en el pozo están los ojos, nadando en las profundidades. Es un robot que vigila la perforación. Repsol insiste que todo es seguro, los ecologistas dicen que la perforación es el momento más peligroso y las islas en constante debate.