El monumento al fundador de PSOE, apenas se destaca del paisaje, en un parque menor de Madrid. La piedra ni siquiera es la original. Lo que queda del busto histórico, parcialmente destrozado tras la Guerra Civil, permanece en Ferraz. La viva imagen de lo que es hoy el partido. Aunque no puede decirse que las guerras cainitas sean nuevas en el PSOE. Se remotan al 36, entonces un excesivo y extremista Largo Caballero y los diputados socialistas evitaron que su compañero Indalecio Prieto, más moderado, pudiera formar gobierno. En Suresnes en el 74, un joven abogado laboralista sevillano, fue el que terminaría acabando con el PSOE de los exiliados.