Había motivos para la celebración, pero el acto de clausura del hospital de campaña de IFEMA se le fue de las manos al Gobierno de la comunidad de Madrid. Una comitiva de políticos desmedida se unió a los sanitarios que se despedían tras 41 días de intenso trabajo, y a los numerosos periodistas y medios gráficos convocados.

Hasta el punto que se pudieron ver imágenes de aglomeraciones habituales en este tipo de actos, antes de la pandemia, pero que ahora resultan, cuando menos, inquietantes. Por eso la Delegación del Gobierno en Madrid ha anunciado la apertura de una investigación por la posible vulneración de "algunas de las normas básicas, entre otras, las del distanciamiento social entre personas, reguladas en el real decreto" de estado de alarma.

La presidenta Ayuso ha pedido hoy disculpas, pero no sin criticar el doble rasero de una Delegación del Gobierno que, afirma, no actuó en el caso de la manifestación del 8-M, ni en el de recientes marchas independentistas.