Álvaro observa desde lejos como arden sus 352 plataneras, una finca valorada en unos cien mil euros. Nada se puede hacer contra una volcán que arrasa lo que encuentra a su paso. El agua es fundamental para mantener los cultivos por eso siguen las largas colas de agricultores que necesitan acceder a sus cultivos. Y aunque dan por perdida esta cosecha aseguran que si no riegan perderán también la siguiente. Para quienes sí pueden recoger la fruta el problema es la ceniza que está destrozando los plátanos.