Tal y como se temía, las coladas se han fusionado en un solo frente. Tiene más espesor y avanza como una apisonadora. Ahora, se dirige hacia la costa. Podría unirse al trazado que sigue, parado, a unos 120 metros del mar. Pero antes deberá medirse con la montaña de La Laguna. Un punto decisivo, porque si la bordea por el norte los daños serían mucho mayores. Mientras, La Laguna lucha por sobrevivir. Desde el aire, a vista de dron, podemos ver mejor la magnitud del desastre. El colegio del barrio se encuentra prácticamente enterrado, como la gasolinera. Y a pocos metros puede verse la Parroquia de San Isidro, una de las pocas referencias que siguen intactas. Eso sí, no está a salvo. A carreras, los vecinos de Tazacorte y Los Llanos podían volver a sus casas para salvar lo máximo posible.