Javier usó la comida de su negocio para ayudar a las familias más vulnerables de Valencia durante el estado de alarma. Repartió 84 raciones hasta que el 17 de marzo llegó un agente de la policía "diciendo que lo que estábamos haciendo no se podía y que iba a llamar a sus superiores", cuenta, "se personó a los pocos minutos diciendo que iba a hacer todo lo posible por cerrarme el local y que cuando abriera ya se encargaría él personalmente de cerrarme las persianas".

Le pedía un permiso de la Delegación del Gobierno del que nadie le había hablado y eso que intentó informarse antes de abrir su persiana. "Hablamos con Cruz Roja antes de iniciar la propuesta y hablamos con la Policía Local y nos dijeron que a través del BOE y de lo que había escrito que podíamos hacer este tipo de reparto". La multa total asciende a 4.201euros, una gran injusticia para los vecinos que no entienden por qué se sanciona a un joven que sólo quería apoyar a quienes necesitaban más ayuda. Javier y la asociación de vecinos que le ayudó recurrirán en los próximos días la denuncia.