Desde hace siglos se celebra en Segorbe, Castellón, un encierro que a primera vista parece bastante peligroso, pero que sin embargo resulta de los más seguros de toda España. Desde el siglo XIV concretamente llevan los caballos abriendo paso a los toros entre la gente del pueblo. Medio kilómetro de recorrido, seis morlacos, un cabestro y trece jinetes expertos que les arropan y guían. No existe vallado. Entre los animales y el público el espacio lo marcan los reflejos y la prudencia. Cada año acuden a Segorbe para ver este espectáculo unos 150.000 visitantes. Este año, de nuevo, sin heridos.