Es el salto de una joven australiana en las cataratas Victoria, en Zimbabwe, con el agua repleta de cocodrilos. La cuerda se rompió en el último momento y lo que podría haber sido fatal se quedó finalmente en un susto. Milagrosamente salvó la vida. Ya recuperada del percance, siete días después asegura que ha vuelto a vivir y muestra con una sonrisa las quemaduras del impacto.