La inauguración se produce con un año de retraso, ya que su fecha prevista se vio alterada por el terremoto. Dicho acto contrasta con las demoliciones que continúan en Lorca y con el descontento de muchos vecinos que todavía no han podido volver a sus casas. El parador ha recibido una inyección de treinta millones de euros, cinco de los cuales han sido destinados a reparar los daños que produjo el terremoto.