La imagen de la felicidad lleva hoy su nombre y el motivo no es otro que él: su hijo Carlos. Irene Villa, víctima de la banda terrorista ETA, fue madre el pasado sábado. "Para mí es una recompensa, un regalo del cielo", dice orgullosa. Además, afirma entender mejor a sus padres ahora y a los de Miguel Ángel Blanco y a todos los padres de víctimas del terrorismo. "Me pongo en su piel y digo: que no me toquen a mi hijo", confiesa.