Entraba en las oficinas con tranquilidad y al empleado de caja le enseñaba en silencio una nota en la que ponía: "Esto es un atraco. No grite. Voy armado. Colabore. 2.500". El cajero asustado obedecía. Llevaba una mochila y en su interior una pistola de plástico que la utilizaba si hacía falta. De esta manera asaltó 12 sucursales madrileñas, todas de la misma entidad bancaria, el BBVA. El hombre de 31 años se llevó en silencio 16.000 euros. Al parecer tenía contraída una deuda de tráfico de drogas y quería saldarla así. El juez le imputa doce robos con violencia y cuatro en grado de tentativa porque en sus últimos atracos, la nota no le funcionó y no se pudo llevar nada.