Cumplir los cien años no es sólo cosa del destino y de la genética. Un tercio de nuestro ADN incide en la longevidad, el resto lo aporta cada persona con sus hábitos de vida. Alejarnos del estrés y hacer ejercicio pueden ayudarnos a alterar nuestro ADN y prolongar la esperanza de vida 14 años. Importante, también, es la alimentación. Según José Serres, Presidente de la Asociación Española Antienvejecimiento, comer un 10 por ciento menos de lo que se debería no aporta más calidad de vida.