La cara B de su vida, el día en el que todo cambia, cuando las piernas empiezan a fallar y terminan por no poder hablar, comer o respirar. Son los enfermos de ELA, de esclerosis lateral amiotrófica. Una enfermedad para la que no existe cura y que reduce la esperanza de vida de los que la padecen a una media de 3 años. Por el momento, solo existe un tratamiento aprobado para paliarla y su efecto es relativamente discreto. Permite controlar sintomáticamente las diferentes complicaciones de la enfermedad. Cada año se diagnostican en nuestro país 900 nuevos casos, un número similar al de muertes que produce.