Un motor en el cauce de un río, una llanta sumergida en el mar o una lata tirada en pleno parque natural. Todo esto se llama basuraleza; basura abandonada en entornos naturales. Daño que trata de cuantificar el proyecto Libera con 30.000 personas organizadas en batidas para retirar miles de kilos de basura. Bolsa a bolsa ya se han recogido más de 80 toneladas de residuos. Los más habituales son las colillas. Cada una puede contaminar hasta 50 litros de agua dulce porque desprenden metales pesados. Atención especial a los plásticos, ya que tardan décadas en degradarse y suponen además un importante impacto directo en los seres vivos. Y toda esta basuraleza también tiene efectos en el ser humano. Estos residuos pasan a la cadena alimentaria. Lo que lanzamos nos lo acabamos comiendo.