La Policía Nacional ha detenido en Madrid a un individuo que, aprovechando su condición de empleado de un banco, estafó, presuntamente, a sus propios clientes mediante suplantaciones de identidad. Llegó a conseguir un botín de 303.000 euros cometiendo los presuntos delitos de estafa, usurpación de identidad, revelación de secretos y falsedad documental. Los agentes están investigando a otras nueve personas más por los mismos hechos. Conseguía lodatos de las víctimas a través de la información facilitada por un contacto que trabajaba en una empresa de verificación de identidades de personas. Cometió una estafa por importe de 16.000 euros sobre la cuenta bancaria de una persona que llevaba 20 años fallecida, y y que no había sido cancelada ni reclamada por ningún familiar.