Un cable, una pequeña impresora, un botón, un micrófono y ocho agujeros. Así es el “Yayagram”, el simple -en apariencia- invento del burgalés Manuel Lucio para conectar a su abuela Felisa con sus nietos. Una genialidad que facilita la comunicación de la nonagenaria, que padece problemas de audición, con su familia vía Telegram sin necesidad de enseñarle a utilizar un teléfono móvil. “Es brillante y muy cómodo. Tras muchos años podemos comunicamos con ella”, explica la ovetense María Burón, una de las nietas de la yaya, sobre las bondades del curioso ingenio, que se ha hecho viral.