Cuando Xavier se debatía entre la vida y la muerte tenía a su lado a una mujer, Meritxell. A la enfermera del hospital Sant Pau se le ocurrió una bella manera de estimularle a través de sus hijos. Les pidió que le enviaran mensaje de audio de tono positivo; mensajes que transmitían amor y que contaban, por ejemplo, que Xavier iba a ser abuelo por segunda vez. Cuando Meritxell los reprodujo a su lado, Xavier estaba sedado y semiinconsciente. No lo recuerda, pero algo se activó en su interior porque al escucharlos apretó la mano de la enfermera. A partir de ese momento, poco a poco, la salud de Xavier fue mejorando hasta salir del coma. Lo primero que preguntó al despertar es si ya había sido abuelo. Y sí, lo era, de un pequeño que nació cuando él estaba ingresado. Otro hizo lo propio cuando ya había recibido el alta. Los audios que recibió durante el coma ejercieron un poder imposible de cuantificar.