El entorno del cráter es un paisaje yermo salpicado de tonos amarillos en las zonas donde se aposenta el azufre. El vuelo de primera hora de la tarde refleja poca actividad, todo lo contrario a lo que vemos en esta imagen de las 5 y media, con el volcán propulsando de nuevo toneladas de ceniza y piroclastos. Ladera abajo los canales de lava se multiplican y avanzan sobre la colada norte, con brazos a modo de cicatriz sobre una cubierta de plástico, junto a otros activos que prenden invernaderos y amenazan edificaciones. Siguen rellenando huecos entre las montañas de Todoque y La Laguna, aislando amplias zonas de cultivos condenadas a desaparecer. Son flujos que en su mayoría alimentan esto: la nueva fajana, que ocupa ya 5 hectáreas y se extiende a lo largo de 350 metros desde el acantilado. El frente visible más próximo es este. Continúa discurriendo sobre una orografía escalonada de material volcánico. También recibe aportes la primera fajana. En este delta se divisan ya algunas aves. Un grupo de gaviotas que ponen algo de vida en el paisaje reciente de La Palma.