En estos tres meses 528 científicos han pasado por La Palma, arriesgando el tipo midiendo temperaturas, extrayendo muestras, vigilando el volcán 24 horas. Poco descanso y mucha emoción. Se vieron sobrepasados por el drama de la gente. "Realmente me ha tocado el corazón porque toda esta destrucción es en tu propia casa", asegura Pedro Antonio Hernández, vulcanólogo de Involcán. Para Stavros Meletlidis, del Instituto Geográfico Nacional, ha sido la erupción "que todo vulcanólogo quiere vivir, pero no en esas condiciones". Están orgullosos de que su trabajo haya servido para evitar víctimas directas. Muchos seguirán en La Palma varios meses más para seguir estudiando el volcán que ha cambiado sus carreras para siempre.