El volcán de Cumbre Vieja, en La Palma, sigue dejando impactantes imágenes tras el fin de su erupción. Tras la olivana, los puntos fumarólicos, las playas de arena negra y el azufre, ahora los cráteres de impacto creados por la fragmentación del tapón del conducto han generado una superficie que, vista desde el aire, se asemeja a la de La Luna. Los científicos estudian ahora el ‘fuego eterno’, un peculiar material conocido como ‘almohatre’, compuesto de sales de amonio. Estas sales se forman por la sublimación alrededor de fumarolas volcánicas y han aparecido sobre las coladas de la erupción.