Del diagnóstico del Gobierno con la sexta ola, que según la ministra de Sanidad ya ha doblegado la curva, al escenario que algunos expertos apuntan en las próximas semanas. Antes de concluir febrero podría haber una vuelta a la normalidad por unos registros del virus al mínimo. Otras voces, sin embargo, mantienen la cautela porque todavía no se dan las condiciones de superación de esta ola de casos. El pronóstico más optimista, que no descarta un final inminente de la pandemia, se fundamenta en la alta incidencia de contagio con ómicron estas semanas, que estaría reforzando, aseguran, la inmunidad de grupo que aún queda por completar con la vacunación. También se agarran a otro indicador: el alto contagio en menores aún por vacunar estaría mostrando un recorrido cada vez menor de la enfermedad al estar más protegidos el resto de colectivos. La clave, no obstante, está en saber si ómicron será la variante que entierre a las demás. Algo imposible de predecir ahora mismo y que cuenta con un enemigo fundamental. Mientras no se complete la vacunación en el resto del mundo, la circulación del virus sin inmunidad mediante el pinchazo podría seguir generando nuevas variantes, que no se descarta que puedan ser más peligrosas que las anteriores.