La reina Letizia ha demostrado una vez más su dominio del protocolo durante la misa inaugural del pontificado del Papa León XIV. Hizo uso del “privilegio de blanco”, un gesto reservado únicamente a reinas católicas, lo que ya de por sí llamó la atención en un acto tan solemne.

Acompañada por el rey Felipe VI, Letizia participó con entusiasmo en la ceremonia, cuyo momento más destacado fue el encuentro privado con el nuevo Pontífice. Durante esta audiencia, la reina sorprendió con un gesto poco habitual: una reverencia profunda, un signo de respeto que rara vez ofrece en actos oficiales.

Este gesto especial no es nuevo. Se remonta a 2014, cuando los entonces nuevos reyes visitaron por primera vez el Vaticano para conocer al Papa Francisco. En aquella ocasión, Letizia también optó por vestir de blanco, aunque sin mantilla, y realizó la misma reverencia que hoy repitió ante León XIV.