Compraban armas detonadoras en diferentes armerías de Gran Canaria y Tenerife, para luego manipularlas de forma que pudieran hacer fuego real y distribuirlas en el mercado negro.
Compraban armas detonadoras en diferentes armerías de Gran Canaria y Tenerife, para luego manipularlas de forma que pudieran hacer fuego real y distribuirlas en el mercado negro.