Inexplicable hasta para él. Hace 21 años también pisó más de la cuenta el acelerador. El autor de esta grabación no acabó en silla de ruedas pero sí ante un juez, acusado de un delito de conducción temeraria por triplicar la velocidad permitida. 263 kilómetros por hora cuando sólo se podía circular a 90. Él también sabe cuáles son las consecuencias de correr en carretera. Una pierna amputada, seis meses hospitalizado y una nueva vida. Y enorme rabia al verse identificado en las imágenes. La conducción temeraria en caso de accidente mortal se castiga con hasta los 9 años de cárcel.