Los ladrones actuaban principalmente en las localidades de Toledo y Madrid durante el estado de alarma. La banda cometía los robos durante la noche. Los delincuentes accedían forzando los cierres de los establecimientos en unas ocasiones o por rotura de cristal de puertas y ventanas en otras, usando para ello las tapas de las alcantarillas que hallaban en las proximidades.

Los agentes centraron sus investigaciones en un grupo de personas que tenía fijada su residencia en el barrio de San Blas de Madrid. Durante los registros llevados a cabo se han intervenido el vehículo sustraído que utilizaban en sus desplazamientos, además de diverso material utilizado para el robo de automóviles, así como gran cantidad de productos procedentes de los hechos ilícitos y 108 gramos de cocaína.