Una de las citas imprencindibles del verano. Las Perseidas ya iluminan los cielos de Canarias ante miles de personas, que cada año, trasnochan y se trasladan a las cumbres de las distintas islas -donde con una mayor altura y menos contaminación lumínica- se pueden apreciar esta maravilla astronómica. También conocidas como Lágrimas de San Lorenzo muestran su pico de actividad a mediados de agosto. Para el año 2019, la actividad de las Perseidas se producirá entre el 17 de julio y el 24 de agosto. El máximo se espera a la 6:58 UT del 13 de agosto. Según los cálculos de los modelos estándares, la actividad de las Perseidas se sitúa alrededor de los 100 meteoros/hora. Sin embargo, este año, una luna casi llena dificultará la observación de los meteoros más débiles. El mejor momento para la observación será la madrugada del día 13 de agosto justo antes del amanecer y con la Luna ya puesta. Miquel Serra-Ricart, astrónomo del IAC, explica: ?Este año los madrugadores tendrán premio. La cita será la madrugada del 13 de agosto. Si nos levantamos a las 6 de la mañana y nos situamos en un lugar sin contaminación lumínica y sin nubes, el espectáculo está asegurado? y añade, ?como siempre, debemos ser pacientes. En 15 minutos seguro que las contamos por decenas si fijamos la mirada en un punto del cielo.? Una lluvia con historia

Las llamadas ?estrellas fugaces? son, en realidad, pequeñas partículas de polvo de distintos tamaños, algunas menores que granos de arena, que van dejando los cometas -o asteroides- a lo largo de sus órbitas alrededor del Sol y que se desprenden debido al ?deshielo? producido por el calor solar. La nube de partículas resultante (llamados meteoroides) se dispersa por la órbita del cometa y es atravesada cada año por La Tierra en su órbita alrededor del Sol. Durante este encuentro, las partículas de polvo se desintegran al entrar a gran velocidad en la atmósfera terrestre, creando los conocidos trazos luminosos que reciben el nombre científico de meteoros. La actividad de las Perseidas, que tiene como progenitor al cometa Swift-Tuttle, descubierto en 1862, y actualmente con un tamaño aproximado de 26km de diámetro, es el mayor objeto que de forma periódica se acerca a la Tierra.