Canarias pisa fuerte en Marruecos. Con paso firme y constante, hasta medio centenar de empresas canarias operan ya directamente en el país vecino. Estas sociedades, dedicadas principalmente al sector de la construcción, turismo y distribución, son la punta de lanza de futuras inversiones en la zona. Una travesía no exenta de dificultades, donde la inseguridad jurídica, el exceso de burocracia y la debilidad de las comunicaciones son obstáculos para el inversor. "Las empresas canarias tienen la obligación de diversificar su actividad y mirar hacia otros mercados", subraya Javier Mariscal, director de Proexca, quien destaca que en tiempos de crisis hay dos opciones: "Seguir como hasta ahora y resignarse en el mercado interior o mirar hacia el horizonte y buscar nuevos caminos". De hecho, cada vez son más los empresarios que piensan en Marruecos como una posible alternativa en la actual coyuntura.

Un ejemplo de esta recomendación sería la empresa Eléctrica de Maspalomas que hace muy poco inauguró su primera desaladora en el país tras una inversión de 600.000 euros. "Ha sido la primera aproximación, pero ya estamos en el camino", explica Felipe Roque, responsable de operaciones de Eléctrica de Maspalomas en Marruecos. Roque, además, apunta que "ir de la mano de un socio marroquí facilita siempre las cosas". La crisis económica provoca que cada vez sean más los empresarios que viran sus ojos hacia el país vecino.

Otro de los ejemplos de empresas que han puesto el punto de mira en el país es el grupo Satocan, que prevé construir 20.000 camas turísticas en el país. La empresa de capital canario es una de las dos adjudicatarias del complejo de Taghazout, en Agadir (sur de Marruecos), que junto a la estadounidense Colony ultiman el lanzamiento de su primera unidad hotelera en la costa alauí.