Hoy, esta noche, es un inmejorable momento para que hagamos un alto en el camino que nos marca el día a día.

Hoy, esta noche, es una excelente ocasión para que compartamos, sin fisuras, todos a una, el enorme orgullo de pertenecer a este pueblo.

Para recordar los pasos dados.

Y para mirar, con responsabilidad, compromiso y confianza, el camino que entre todos estamos haciendo.

Entre todos. Sin excepciones.

Canarias es una realidad, un proyecto, en el que absolutamente todos tenemos algo que aportar. De todos son los éxitos, los avances. Y también de todos son los fracasos, las decepciones.

De todos las luces, y de todos las sombras.

Hoy, esta noche, es un buen momento para que compartamos el inmenso orgullo de formar parte de un pueblo definido por su esfuerzo, por su afán de superación. Por su coraje.

Un pueblo, el canario, el nuestro, que ha crecido y alcanzado la mayoría de edad contra viento y marea. Un pueblo que, como tantas generaciones de canarios, aprendió a salir adelante a pesar de las dificultades.

Nuestra historia es la de la superación.

Así ha sido siempre, y así será también ahora que una crisis que llegó de fuera golpea con especial virulencia a los territorios insulares y alejados.

Vivimos, efectivamente, un día para reconocernos en esa forma de ser y estar, en esa canariedad que nos define.

Celebramos que tal día como hoy, hace treinta años, se constituyó el Parlamento que vino a reforzar la voz de nuestras instituciones.

En 1983 iniciamos un camino que ha permitido a Canarias el mayor progreso, el desarrollo más importante, de toda nuestra historia.

Es bueno no olvidarlo. Es necesario recordarlo ahora que afrontamos el periodo más duro y difícil de las últimas décadas.

Los canarios hemos sufrido, en el transcurso de nuestra historia, episodios difíciles, más difíciles incluso que el actual. Ahora bien, es indudable que éstos están siendo los años más complicados de nuestra andadura autonómica.

Estamos plantando cara a una crisis que está llenando de angustia y desesperanza a decenas de miles de canarios.

Familias que tienen a todos sus miembros en paro. Decenas de miles de familias que, azotadas por el desempleo y los problemas económicos, ponen nombre y apellidos a decenas de miles de desvelos.

Individual y colectivamente nos debemos a quienes peor lo están pasando.

Las cifras reflejan una crisis, pero no la retratan. La crisis está en los rostros de las personas dependientes. En la cara de jóvenes que buscan una oportunidad. En la preocupación de profesionales que después de décadas trabajando ven como el paro se cuela en sus vidas. La crisis es el miedo de miles de ciudadanos a perder el hogar, el empleo, el acceso a la educación o la sanidad.

Es probable que, a muchos de ellos, esta celebración los sobrevuele sin rozarles si quiera. Pero es a ellos a quienes quiero dirigirme en primer lugar.

Sé que las dificultades pueden hacernos caer en el pesimismo, el abandono y la derrota.

Eso no ha ocurrido, y no ocurrirá.

Los canarios miramos de frente a los problemas. Llamamos a las cosas por su nombre. Siempre nos hemos crecido ante la dificultad y esta vez no va a ser distinto.

Deben saber que en estas Islas hay un Gobierno, unas instituciones, unos agentes económicos y sociales y muchísimos colectivos que somos plenamente conscientes de la dimensión de los problemas.

Y que, muy lejos de bajar los brazos, estamos multiplicando esfuerzos para sobreponernos a esta situación. Para salvaguardar los servicios públicos. Para apuntalar la justicia social. Para que no se rompa la cohesión social y territorial de nuestro pueblo.

Vamos a seguir combatiendo el desánimo. A movilizarnos desde la esfera individual y desde el compromiso colectivo.

Canarias avanza hacia la recuperación.

No está resultando sencillo, y los datos favorables asoman más despacio de lo que todos quisiéramos. Pero, como así lo confirman todos los analistas, informes y observatorios, avanzamos hacia la recuperación.

El presente que pisamos arroja cifras tremendamente duras, pero avanzamos y, además, lo hacemos más rápido que el resto de los territorios que conforman el Estado.

Muchos son los problemas, pero también muchas las bazas que tenemos para dejar atrás esta crisis. Muchas las fortalezas para avanzar hacia el modelo económico verdaderamente sostenible al que aspiramos.

Un modelo que, garantizados los servicios públicos como pilares de la cohesión social y territorial, nos permita ir a más en la internacionalización y fortalecimiento de nuestro tejido productivo.

En la construcción de una realidad que tenga su base en el turismo y la biodiversidad. En la potenciación de otros sectores emergentes.

Para los turistas debemos ser un buen recuerdo, una experiencia que deseen repetir.

Para los inversores tenemos que ser un buen plan, una buena apuesta.

Es imprescindible el compromiso de todos, el concurso de todas las manos, el empuje de todas las voluntades. La historia nos demuestra que ningún pueblo ha salido adelante solo con recetas gubernamentales.

Es necesario la acción pública, pero también la iniciativa privada. Un tejido social fuerte, en donde empresarios, trabajadores, organizaciones y colectivos ciudadanos contribuyan a impulsar el motor de la economía y el bienestar general.

Nunca nos han regalado nada y nunca hemos sido un pueblo vencido, derrotado.

No permitamos que el presente empañe tantos logros como hemos ido conquistando con el paso de los años. No olvidemos los valores que han hecho posible a este pueblo.

Esos valores nos definen y son nuestra mayor fortaleza para seguir avanzando en estos tiempos convulsos.

Canarias es talento, es juventud, es experiencia.

Canarias es esfuerzo, es solidaridad.

Canarias son nuestras ciudades, pero también nuestro campo.

Canarias son nuestras costas y medianías, nuestros montes, y también nuestro mar.

Somos canarios. Somos isleños. Somos capaces.

Capaces de vencer dificultades pasadas, presentes y futuras.

Canarias es un clima y un paisaje que dibujan nuestra mejor herramienta para remontar el vuelo.

Somos turismo, y somos energías renovables, innovación y conocimiento.

Somos un pueblo llamado a jugar un papel protagonista, clave, en el desarrollo del África Occidental.

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Hay razones para la esperanza.

Las encontramos en nuestra mayor riqueza, en los hombres y mujeres que -como los galardonados hoy con los Premios Canarias y las Medallas de Oro- han consagrado su vida y su trabajo a mejorar esta tierra, a hacer de éste un pueblo mejor.

Leopoldo Fernández Cabeza de Vaca, Premio Canarias de Comunicación 2013; la Asociación Protectora de Personas con Discapacidad Intelectual de Las Palmas (APROSU), Premio Canarias 2013 de Acciones Altruistas; David Bramwell, Premio Canarias 2013 de Internacional.

Y nuestras Medallas de Oro: Quesería La Gambuesa; la Escuela de Arte Pancho Lasso; la Escuela de Arte de Santa Cruz de La Palma Manolo Blahnik; el tenor Celso Albelo; el Comité Español de Representantes de Personas con Discapacidad en Canarias; la ONCE; el Instituto de Enfermedades Tropicales de Canarias; la prueba deportiva Transvulcania; y, a título póstumo, Carlos González Cuevas.

Todos representan los valores que definen nuestra identidad. Todos han contribuido a que ser canario sea un motivo de orgullo.

Y rindiéndoles este homenaje, premiamos también a cuantos hombres y mujeres -hayan o no nacido en el Archipiélago- han ayudado a lo largo de la historia a fortalecer los lazos que nos unen.

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Canarias se hace día a día, y se hace con la participación de todos.

La hacemos mirando al mundo. Abiertos a realidades cercanas y no tan cercanas. Sintiéndonos partes de un todo, de un solo pueblo.

Sintámonos parte de las realidades y del mundo que nos rodea, pero defendamos lo nuestro.

Pongamos en valor a nuestra gente, nuestro trabajo, nuestros productos.

Creer en Canarias es creer en las cosas hechas aquí. En la capacidad de nuestros hombres y mujeres, en la calidad de las producciones con sello isleño.

Canarias se hace, la hacemos, entre todos.

Ahora bien, hay decisiones especialmente relevantes para el futuro de las Islas que no dependen exclusivamente de nosotros.

Y, porque no están en nuestras manos, debemos luchar para que se nos escuche y atienda.

Empezando por la inaplazable necesidad de modificar el sistema de financiación autonómico. Un modelo que tantas desigualdades está provocando entre los ciudadanos de los distintos territorios del Estado.

Canarias es, de todos esos territorios, el que objetivamente precisa más y mejores políticas, acciones específicas y una financiación que asuma nuestras demandas.

Por justicia. Por solidaridad.

España debe escucharnos como lo hace Europa.

Si Europa reconoce en sus tratados el hecho diferencial canario, si adapta sus políticas a las particulares condiciones del Archipiélago, las leyes españolas no pueden ser menos.

Es imprescindible abordar cuantas reformas legales o institucionales sean precisas para mejorar el encaje de Canarias en España.

Defendamos con una sola voz el reconocimiento explícito de nuestra identidad en una Constitución reformada.

Hay que poner al día la Carta Magna, y debe hacerse desde el diálogo.

Hay que buscar un nuevo encaje constitucional para Canarias, y ese modelo de ser y estar en el Estado debe nacer de la unidad en las Islas. De la lealtad institucional y de la solidaridad entre todos los territorios del Estado.

Un hecho diferencial, el canario, que ha de ser sustanciado en la Carta Magna apuntalando un Régimen Económico y Fiscal más ambicioso, más capaz.

Un REF que dote a Canarias de los mecanismos adecuados para avanzar en lo económico y progresar en lo social.

Un buen REF.

Un REF que se cumpla.

El Archipiélago merece un tratamiento que haga justicia a sus necesidades específicas, derivadas de una situación geográfica única en España y Europa.

Situación geográfica que condiciona especialmente nuestra conectividad.

Canarias no podrá progresar en la dirección adecuada si carecemos de una red de transportes eficaz.

La conectividad debe constituir una fortaleza y no una debilidad de la economía canaria.

Hacen falta más y mejores conexiones con el exterior.

Es necesario mejorar la movilidad interior.

Necesitamos una actuación decidida del Estado a favor de la conectividad aérea. Es imprescindible que se retomen experiencias muy recientes que dieron magníficos resultados, como la bonificación de las tasas aéreas.

Ahora bien, no hablamos solo de turismo cuando hablamos de conectividad.

La diversificación económica y nuestra proyección internacional -especialmente hacia África- dependen en buena medida del establecimiento de nuevas rutas aéreas y marítimas entre el Archipiélago y el espacio geopolítico del que formamos parte.

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Es mucha la tarea que tenemos por delante.

Tareas y esfuerzos que darán resultados si trabajamos desde la unidad y la defensa de los intereses generales de todos los canarios.

Así ha sido y debe seguir siendo, por ejemplo, en nuestra relación con Europa.

Un ámbito, el europeo, donde a pesar de los difíciles momentos que atravesamos hemos podido salvaguardar nuestros principales intereses de cara al próximo período presupuestario.

Afrontamos ahora el diseño de una estrategia de crecimiento inteligente, sostenible e integrador; de un modelo que marcará la senda de nuestro camino en Europa y a la que España no debe ser ajena.

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A todos, sin excepción, les animo a seguir peleando por esta tierra. A colocar el interés de los canarios por encima de cualquier otra obediencia.

Somos canarios y nos debemos a Canarias.

Somos un pueblo con talento y habilidad; un pueblo luchador. Nunca hemos bajado los brazos, y no vamos a hacerlo ahora.

Si mayores son las dificultades, aún mayor nuestro empeño y capacidad para superarlas.

Especialmente esta noche, este año, debemos trasladar que mucha es la preocupación pero aún mayor es la esperanza y la capacidad de los canarios para salir adelante y seguir avanzando.