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I Aniversario de la tragedia del SAR

El helicóptero del SAR abortó la misión segundos antes de ocurrir el accidente

La investigación determina que el siniestro se produjo por un fallo en el avión de apoyo

Los compañeros de los cuatro fallecidos portan sus féretros en el funeral celebrado en abril de 2014 LP /DLP

"Sí, operaciones normales, hemos abortado la...". Esa fue la última comunicación que el patrullero de la Armada Española Meteoro recibió del helicóptero del SAR segundos antes de que la aeronave se precipitara al mar entre Fuerteventura y Gran Canaria hace hoy un año, con el resultado de cuatro miembros del 802 Escuadrón muertos. Ese mensaje anunciaba la finalización del ejercicio al quedarse a oscuras después de que el mecanismo de lanzamiento de bengalas de un avión que les acompañaba fallara. El informe preliminar de la Comisión para la Investigación Técnica de Accidentes de Aeronaves Militares (Citaam) apunta a este fallo técnico y a factores humano como causas del siniestro. El Ejército del Aire homenajea en el aniversario a los cuatro fallecidos con un acto en la Base Aérea de Gando.

La operación comenzó casi una hora antes de la tragedia. El helicóptero con identificativo HD-21-10 partió de Gando a las 19:49 horas con 19 minutos de retraso. Lo hacía con el capitán Daniel Pena y la teniente Carmen Ortega como primeros pilotos, el teniente Sebastián Ruiz como copiloto, y los sargentos Carlos Caramanzana y Johnander Ojeda, este último único superviviente, como mecánicos y operadores de grúa. En el plan de vuelo consta que iban ocho personas a bordo, pero un cambio de última hora hizo que viajaran cinco, según se indica en el documento.

Por delante tenían unas prácticas con una duración aproximada de dos horas. El objetivo era simular un rescate nocturno con grúa sobre el Meteoro. La presencia del avión CN-235 Vigma (D-4) era primordial. Su cometido era lanzar bengalas para que la tripulación del helicóptero pudiera guiarse con la iluminación. Y es que el escuadrón posee limitaciones para operar durante las noches sin referencias de costa, según recoge la hoja de la misión que realizaban. La labor de estos indicativos luminosos era determinar esa referencia para que los ocupantes conocieran en todo momento donde se encontraba el horizonte.

Sobre las nueve menos cuarto de la noche de aquel 19 de marzo el mecanismo de la aeronave falló. La oscuridad se apoderó del lugar y los pilotos del Súper Puma, que volaba en esos momentos a unos cien pies de altura, decidieron finalizar la operación. El últimos que los vio fue el controlador de la embarcación, que calificó como "normal" la maniobra realizada por el helicóptero. Eran las 20:45.45 de aquel fatídico 19 de marzo de 2013 cuando esta persona vio desaparecer de su campo visual a la aeronave y 48 segundos después preguntó por radio "ops [operación] normal e intenciones". A las 20:46.33 se tuvo la última conversación con el HD-21-10. El mensaje del copiloto Sebastián Ruiz no finalizó. Se cortó cuando iba a acabar la frase. "Hemos abortado la...", decía. En ese momento supuestamente ocurrió el accidente.

Sin embargo, nada alarmó a la tripulación del Meteoro ni tampoco a la del avión de apoyo que sobrevolaba la zona. Pasaron los minutos cuando ante la falta de comunicación intentaron reestablecerla en varias ocasiones. No fue hasta que desde la aeronave se vieron luces en el mar cuando supieron que algo había ocurrido. Era el chaleco de Johnander Ojeda, que se había activado al contactar con el agua después de que saliera del helicóptero por una ventana. 41 minutos después de que se mantuviera el último contacto una embarcación de la patrullera rescató al único superviviente. Durante ese tiempo, el helicóptero se hundía a más de 3.000 metros de profundidad con cuatro de sus ocupantes en el interior.

El informe preliminar establece como hipótesis que la tripulación no era consciente de que se encontraba próxima al mar. Asimismo, determina que el fuerte impacto con el mar, unido a la rápida inmersión del helicóptero, la desorientación debido a la oscuridad, la imposibilidad de respirar y el shock térmico supuso el fallecimiento de los cuatro miembros del SAR.

La investigación, que aún no ha finalizado, concluye por ahora que la causa principal del accidente se debe a factores humanos, en relación a la desorientación de los cinco tripulantes, y como factores contribuyentes el fallo en el mecanismo del lanzamiento de bengala y otros factores humanos.

Para recordar a los cuatro fallecidos, el Mando Aéreo de Canarias organiza hoy dos memorias litúrgica, que se celebrarán en el Cuartel General de Las Palmas de Gran Canaria y en el hangar del 802 Escuadrón en la Base Aérea de Gando, en la que estarán presentes los familiares de los fallecidos. Asimismo, se descubrirá una placa en homenaje a los cuatro miembros y realizará una ofrenda floral en la bahía de Gando.

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