Tras la legislatura más corta de la historia de la democracia este viernes arrancó una nueva campaña electoral en España, pero las actitudes, reproches y quejas de los candidatos al Congreso de los Diputados por Las Palmas trasladan a la sociedad al mismo escenario político que se desplegó antes y después del 20 D. Después del intento fallido de investidura de Pedro Sánchez, la renuncia de José Manuel Soria a todos sus cargos públicos y orgánicos y la retirada de Victoria Rosell de la vida política, hay nuevas elecciones, pero las viejas mañas perduran.

María del Carmen Hernández Bento, líder de la plancha electoral del PP, Sebastián Franquis, cabeza de lista de la coalición PSOE-NC; Meri Pita, número uno del cartel de Unidos Podemos; Saúl Ramírez, aspirante por Ciudadanos, y Pablo Rodríguez, candidato de CC, llegaron ayer rodeados de sus equipos de campaña a la Cadena Ser para protagonizar el primer cara a cara entre los líderes de los partidos que aspiran a entrar en la Cámara Baja.

Con apuntes en mano, cada candidato tomó posición en los estudios radiofónicos tras un breve intercambio de impresiones. Las "mentiras que no se convierten en verdades pese a lo mucho que se repitan", bolsos de Gucci o Juego de Tronos formaron parte de un debate que, una vez más, quedó encallado en el "y tú más". Ningún partido asumió las responsabilidad de que los ciudadanos tengan que volver a las urnas, ni tampoco se pusieron de acuerdo sobre quién es el culpable de el "injusto" modelo de financiación autonómica.

El debate se produjo un día después de que la encuesta preelectoral del Centro de Investigaciones Sociológicas (CIS) confirmara el sorpasso de Unidos Podemos al PSOE. En Canarias, la formación morada y la popular empatarían con cinco diputados, los socialistas perderían un escaño por Santa Cruz de Tenerife y CC quedaría fuera de la Cámara Baja por primera vez desde 1993. "Estamos convencidos de que el escaño de Ana Oramas está consolidado", aseguró Rodríguez, mientras que Pita expuso que la verdadera encuesta llega el día de la votación.

Líneas rojas

Las razones por las que España se encuentra en una nueva campaña tras cuatro meses de legislatura centró buena parte del debate. Unos y otros se recriminaron la falta de entendimiento durante la legislatura anterior, pero Hernández Bento reprochó concretamente a Franquis que el PSOE haya sido el partido del "no, no y no" pese a que los populares les tendieran la mano desde el primer minuto.

Aun así, la intención de pactar con los socialistas se mantiene firme, recalcó la candidata del PP. Sin embargo, Franquis rechazó la invitación lanzada por la popular y subrayó que ellos solo van a aliarse con las fuerzas que busquen terminar con las políticas del PP.

En ese aspecto coincidía con Meri Pita, quien apuntó que la formación morada aspira a formar un Gobierno de coalición progresista. "Estamos condenados a entendernos con el PSOE", esgrimió Pita, pero Franquis le preguntó: "¿Por qué ahora hay voluntad de cambio y hace un mes no?" El socialista ya había dejado claro su malestar por "la pinza" que formaron el PP y Podemos para que no se produjese ningún acuerdo, ya que entiende que perseguían lograr un mayor rédito electoral en una segunda vuelta.

Saúl Ramírez afirmó que la formación naranja no establece ninguna línea roja, pero que solo firmarían un pacto con partidos constitucionalista, con lo que explicó a Meri Pita que su partido no puede estar de acuerdo con acciones que puedan suponer la ruptura de España y le recordó con ironía, además, que si presumen de solidaridad y de políticas orientadas a la ciudadanía en el reparto que hizo Pablo Iglesias para pactar con el PSOE no había ningún ministerio social. "Hacienda, Interior, CNI... "¡es para hacérselo mirar!".

Por eso Hernández Bento lamentó que "algunos hablen de la mayoría social como si fueran patrimonio de un solo partido", y le espetó a Pita que los populares y todo su electorado son "tan gente como los demás", algo que Ramírez también compartió.

Mientras unos y otros se tiraban de las orejas, el nacionalista Pablo Rodríguez afeó la incapacidad del resto para llegar a un acuerdo. En el intercambio de reproches salieron a la palestra diferentes líneas rojas y puntualizó que el escenario que se formó tras el 20-D se estaba volviendo a reproducir. "Es casi una burla hablar de acuerdos", afirmó Rodríguez, quien también pidió a sus rivales menos "postureo" y menos "juego de tronos".

Política económica

Los recortes del PP durante sus últimos cuatro años al frente del Gobierno condujo a que todos los candidatos dirigiesen sus dardos hacia Hernández Bento en el bloque de políticas económicas y recortes.

La aspirante popular esquivó como pudo todas las acusaciones. Rodríguez fue el primero en resaltar que los españoles están presentes "ante un nuevo engaño" por el compromiso ante la Comisión Europea del presidente del Gobierno en funciones y candidato a la reelección, Mariano Rajoy, de realizar más recortes en caso de que siga al frente del Ejecutivo español. El tono se elevó cuando Franquis aseguró, en relación a esta cuestión, que no se ha cumplido con el objetivo del déficit y que es imposible pactar con Rajoy porque es un "mentiroso".

Hernández Bento interrumpió al socialista para pedirle respeto y advertirle que iba "mal" por esos derroteros. "Los ciudadanos están hartos del nivel de crispación; se puede debatir sin descalificar", sostuvo, y le recordó que el déficit en 2011, bajo el mandato de José Luis Rodríguez Zapatero, se situaba por encima de los nueve puntos.

Y como Hernández Bento defendió que su partido era "serio" y había logrado relanzar la economía con la creación de empleo, Pita le respondió que el PP podría ser catalogada de todo, "¿pero serio?". La sonrisa irónica que se dibujó en el rostro de la candidata del PP tras esas palabras se transformó en un "¡por Dios!" en segundos, ya que Pita añadió que la Audiencia Nacional ha dicho, prácticamente, que la formación popular es una organización para delinquir más que un partido político.

Esta ocasión fue aprovechada por Franquis para hacer ver a Hernández Bento que a él le daría vergüenza "presumir" de crear empleo de cuatro horas. Sin embargo, la aspirante afirmó que lo que sí sube los colores son los tres millones de empleos que se perdieron durante la última legislatura socialista.

Ramírez, por su parte, fue incisivo con el incumplimiento del déficit del PP, e insistió, en varias ocasiones, en recortar las administraciones superfluas, pero no las políticas sociales. No en vano, la obsesión de todos los candidatos en este apartado fue trasladar al electorado que no iban a desmantelar el Estado de bienestar y que lucharían, con brazo firme, contra el fraude fiscal.

La tensión fue subiendo a medida que el debate avanzaba. Cada cual comenzó a poner sobre la mesa sus cartas para relanzar la marcha del Archipiélago y poco tardó en prenderse la llama. En lo único que coincidieron los candidatos fue en la necesidad de blindar el REF en la Constitución y en modificar un sistema de financiación autonómico perjudicial para las Islas. Eso sí, cada cual se encargó de buscar a uno o varios culpables de que el Archipiélago pierda al año 700 millones de euros para nutrir los servicios esenciales.

Asuntos canarios

Hernández Bento -no sin denunciar el victimismo del Gobierno canario sobre el trato dispensado desde Madrid-, recordó que el actual sistema de financiación se aprobó bajo el mandato de Zapatero, en contra de la postura del PP y con el apoyo de CC. Rodríguez, en su respuesta, noqueó a la popular exponiendo que el Gobierno de Canarias se posicionó a favor de ese sistema y contó con la firma del exministro Soria, por aquel entonces consejero regional de Economía y Hacienda. La candidata del PP alegó que la alianza de ese momento en las Islas con CC obligó al partido a aceptar el sistema en el Archipiélago, pese a que se habían opuesto en la Cámara Baja.

"¿Y si no les gustaba, por qué no lo cambiaron en estos últimos cuatro años'", preguntaba una y otra vez Franquis. Pita, por su parte, señaló que mientras el "tripartito" que ha gobernado en las Islas en los últimos años "se tiran las tejas", hay que garantizar el sostenimiento de los servicios básicos mientras que Ramírez defendió que todos los ciudadanos del Estado tengan de media la misma financiación.

La posibilidad de convertir al Archipiélago en un paraíso fiscal abrió una nueva disputa, en la que una vez más estuvo Hernández Bento de por medio. La aspirante de la formación morada señaló que si esa es la intención de los dirigentes políticos que han gobernado hasta el momento, que no tenga reparos en decirlo. La candidata popular recogió el guante pero no para certificar su afirmación, sino para aclararle que los incentivos fiscales de las Islas son un instrumento para atraer la inversión y crear empleo.

La corrupción también tuvo su espacio, y más allá de las acusaciones cruzadas sobre este asunto, los candidatos coincidieron en la necesidad de actuar de forma contundente contra ella.

Antes de finalizar este primer cara a cara político, cada candidato leyó un mensaje a la población para obtener su apoyo. Si Hernández Bento apeló a la senda del crecimiento económico lograda por el PP y Rodríguez a la presencia del nacionalismo canario en Madrid, Ramírez ensalzó la predisposición a dialogar de su formación. Franquis, por su parte, priorizó sacar a los populares de la Moncloa, al igual que Pita. Ésta última, ante la mirada perpleja de Hernández Bento, lamentó que dirigentes de algunos partidos califican de "perroflautas" o "piojosos" a los miembros de su formación y viven en una realidad paralela al vestir con zapatos italianos y bolsos de Gucci. A ellos, recalcó, habría que preguntar si esas prendas valen lo mismo que los sueldos de muchos trabajadores.

Arrancó una nueva campaña y el 26J habrá nuevas elecciones generales, pero los mensajes y los argumentos de los partidos recuerdan a los enfrentamientos que se desarrollaron en torno a la última cita electoral.