Los candidatos canarios de los cuatro partidos de ámbito nacional se enrocan en su discurso de líneas rojas y Coalición Canaria asiste de espectador. El debate organizado ayer por el periódico digital Canariasenhora.com en el hotel Santa Catalina sirvió para poner en evidencia los reproches mutuos entre los partidos por las consecuencias del 20-D, la frustrada investidura de Pedro Sánchez y las infructuosas negociaciones que terminaron por bloquear la formación de un nuevo gobierno.
Ahora, seis meses después, la candidata del PP al Congreso por Las Palmas, María del Carmen Hernández Bento, apela al PSOE para un "entendimiento" tras el 26-J como única alternativa de gobierno. El candidato socialista, Sebastián Franquis, no sólo rechaza el ofrecimiento popular sino que advierte que a los dos partidos les separan "muros" y no líneas rojas. El aspirante de Ciudadanos, Saúl Ramírez, ofrece su partido para sentar a los dos partidos constitucionalistas y alcanzar un pacto. Y la candidata de Podemos, Meri Pita, no aceptará entrar en un gobierno donde se mantengan las políticas de austeridad y desigualdad de los últimos años.
En este toma y daca entre las cuatro formaciones llamadas a formar parte de los pactos postelectorales, el candidato de Coalición Canaria por Las Palmas, Pablo Rodríguez, se refugió en su condición de partido "100% canario" para decirle a las formaciones estatales que tengan "altura de miras" para ponerse de acuerdo y que tengan en cuenta a las Islas cuando gobiernen para darles su apoyo.
El formato utilizado en este debate organizado por el medio digital fue el de realizar 25 preguntas a los cinco candidatos: diez comunes, diez por sorteo a razón de dos para cada aspirante y cinco realizadas por ciudadanos. Seis meses después del anterior debate, los focos no se centraron en la pugna entre José Manuel Soria y Victoria Rosell, auténticos protagonistas del duelo político del 20-D. La salida de ambos dirigentes de la actividad política ha propiciado que ahora el debate esté más centrado en cómo el PP, PSOE y Podemos se tiran los trastos a la cabeza para alcanzar algún acuerdo que en un rifirrafe entre dos con denuncias judiciales de por medio.
El choque de realidades se produjo en varios asuntos, pero el del empleo fue uno de los más llamativos: el PP es el único capacitado para seguir creando empleo, mientras los demás le reprochan que se haya disparado el trabajo precario y se consolide lo que ya se conoce como el trabajador "pobre". Lo curioso del caso es que todos esgrimen cifras oficiales.
Una de las cuestiones en la que sí coincidieron la mayoría de los partidos que se presentan a las elecciones es la de promover una cuestión de confianza a los dos años de estar gobernando para que los ciudadanos y el Parlamento evalúen el cumplimiento del programa electoral. PSOE y Podemos defendieron esta opción con ahínco.
