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La Agencia señala en Jandía un escondite de seguidores de Hitler

Un documento de la CIA sobre el paradero de Martin Bormann apunta a Gustav Winter como intermediario en las Islas

La Agencia señala en Jandía un escondite de seguidores de Hitler

Parece una película de espionaje pero no lo es. Un informe del FBI, fechado en noviembre de 1973 y remitido a la CIA, menciona a Fuerteventura, en concreto a Jandía, como un asentamiento de nazis durante y después de la segunda guerra mundial. Este documento, desclasificado recientemente por la Agencia Central de Inteligencia de EEUU, indica que un "hombre llamado Winter actuaba en nombre de los nazis en sus transacciones de bienes raíces" en la Isla. Se trata de Gustav Winter, el ingeniero alemán que diseñó la Compañía Insular Canaria Colonial de Electricidad y Riego (Cicer) -en el barrio de Guanarteme, en Las Palmas de Gran Canaria- que inauguró el General Primo de Rivera en 1929. Este informe recientemente desclasificado reabre la leyenda de que, Don Gustavo, como se le conocía en Fuerteventura, era un espía nazi y que su mansión semifortificada en Cofete daba cobijo a los altos mandos del ejército de Hitler después de largos períodos en submarinos e, incluso, de que un túnel subterráneo unía el sótano de la casa con la costa, con el fin de suministrar combustible a los sumergibles alemanes.

Una leyenda que la familia ha negado siempre y que los historiadores han desmontado al comprobar que estas operaciones no se efectuaban en la abrupta costa del sur de Fuerteventura, con fuerte oleaje por las corrientes y el viento, sino que los submarinos alemanes paraban a repostar en ambos puertos capitalinos con menos disimulo del que cabría esperar.

Entre los documentos desclasificados por la CIA surge el nombre de Winter y de Jandía por casualidad, pues se trata de un informe que el FBI, con fecha del 26 de noviembre de 1973, remite a los servicios secretos de inteligencia, y que habla del paradero de Martin Bormann, que tuvo un inmenso poder dentro del Tercer Reich, llegando a ser el secretario privado de Adolf Hitler, y del que se suponía que había muerto en mayo de 1945, después de que el Führer y su esposa Eva Braun se suicidaran.

La historia que narra el documento es apasionante. El FBI indica que una de sus confidentes, que pudiera ser una periodista del New York Times, con nombre en clave NY T-1, a la que se le da "credibilidad" por las informaciones fiables que ha proporcionado en el pasado, expone que durante el verano de 1973, en un viaje por Europa, conoció a un hombre que le dijo que Martin Bormann estaba vivo y residía en Suiza, con el nombre de doctor Husner.

De Bormann, nacido en 1900, siempre se dijo que podía haber sobrevivido a la guerra y, de hecho, numerosas organizaciones, incluyendo a la CIA y al Gobierno de Alemania occidental, intentaron localizarlo tras la contienda mundial. En 1964 el Gobierno germano-occidental ofreció una recompensa de 100.000 marcos alemanes por cualquier información que llevara a la captura del secretario de Hitler e íntimo amigo desde su juventud de Rudolf Hess. No obstante, en1972 unos trabajadores de la construcción encontraron restos humanos junto a la Estación Lehrter, en el Berlín Oeste, cerca del puente en el que se dio por muerto a Bormann en 1945. Los registros dentales identificaron a uno de los esqueletos como el de Bormann, una prueba, no obstante, que no era concluyente, porque se determinó a partir de recuerdos de su doctor, y por unas lesiones en los huesos de la clavícula similares a las que se produjo el nazi en un accidente de equitación. Por ello, seguía vigente la idea de que podía estar vivo y se daba credibilidad al informe sellado en 1973.

Habían pasado 28 años desde el fin de la II Guerra Mundial y, como otros nazis, incluso de Hitler, se decía que había fingido su muerte y vivía con otra identidad.

Y ahí también entra en juego el papel de la mansión en Cofete de Winter y las especulaciones en torno a su inhóspita y discreta ubicación. De hecho, Gustav Winter puso una valla para separar la península de Jandía del resto de la isla, aunque oficialmente sirvió para aislar el ganado del alemán del de los majoreros. Las fábulas crecieron tanto que se llegó a decir que los oficiales alemanes, hasta de Hitler se habló, pudieron llegar en sumergibles y pasar un tiempo en la mansión en su huida a países sudamericanos.

Pero volviendo al documento desclasificado, según este Bormann al parecer sobrevivió a la guerra, llevándose a Suiza una gran cantidad de objetos de arte y de bonos custodiados por los nazis. El secretario de Hitler habría obtenido un pasaporte diplomático del Vaticano, usando la identidad de un suizo fallecido y se fue a América del Sur a unirse con otros nazis escondidos allí. Ocho meses más tarde volvió a Suiza, con el nombre del doctor Husner, donde se habría unido a otros fugitivos nazis.

Bormann estaba buscando la manera de convertir los bonos en dinero en efectivo y vender los objetos de arte robados en la guerra. El botín podría tener un valor de 100 millones de dólares. Según el hombre que le dio la información a la periodista, llegó a ver algunos de esos títulos financieros, pero al percatarse de que eran nazis se negó a ayudarlos a venderlos.

Al parecer este hombre, a cambio de una remuneración económica, le contó todas estas cuestiones a la informante, que quería hacer una serie de artículos periodísticos que dejarían al descubierto el paradero de los criminales de guerra nazis y sus pretensiones de enriquecerse con lo robado. No obstante, temía que los nazis lo mataran si los artículos fueran publicados en Europa y, por ello, creía que si podía llegar a Estados Unidos estaría seguro frente cualquier tipo de represalia.

De hecho, el hombre contó que fue interrogado por la policía económica suiza y aunque les dio esta información no se tomaron medidas contra el doctor Husner (Bormann), al que le permitieron fundar una empresa de banca en Suiza. Señalaba que alguien de la policía estaba compinchado con los fugitivos.

Al finalizar esta declaración, entra en el juego Canarias. El informante cuenta que, además, sabía que un número de nazis vivía en Fuerteventura, en una propiedad en Jandía, y cita a Winter, del que dice que actuaba "en nombre de los nazis en sus transacciones de bienes raíces".

El historiador de la Universidad de Las Palmas de Gran Canaria, Juan José Díaz, determina, tras sus investigaciones, que no había interés del Tercer Reich en Fuerteventura. Winter tenía la intención de industrializar Fuerteventura, atrayendo capital para la electrificación, la construcción de un muelle, de una fábrica de cemento y de una factoría de conservas y harinas de pescado. Para tal despliegue de infraestructuras pidió ayuda económica al lugarteniente de Hitler, Hermann Goering, que presuntamente accedió a dársela. Don Gustavo jugó un papel esencial en el desarrollo de las infraestructuras y el turismo en Jandía.

Los restos de Bormann fueron definitivamente identificados en 1998 cuando las autoridades alemanas ordenaron llevar a cabo exámenes genéticos a los huesos. Las pruebas, utilizando ADN de uno de sus familiares, identificaron el cráneo hallado en 1972 como el perteneciente a Bormann.

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