El consejero de Sanidad del Gobierno de Canarias, José Manuel Baltar, se afanó ayer para que el mensaje sobre las cianobacterias que han aparecido este verano en el litoral del Archipiélago quedara meridianamente claro. Las microalgas "nunca han originado efectos nocivos en las personas". Ni en Hawái, ni en Florida, ni en California, ni en Australia, ni en ningún otro lugar en el que se hayan observado concentraciones de estos microorganismos.

"Una mentira cien veces repetida no se convierte en verdad", subrayó Baltar nada más comenzar su intervención en la comisión parlamentaria que, con carácter extraordinario, se celebró ayer a instancias de cuarro de los cinsi grupos de la oposición. Tras semanas de revuelo político desde que a finales de junio se detectaran las primeras manchas de cianobacterias en las playas, el responsable de Sanidad explicó que no se ha contabilizado ni una sola afección que pudiera relacionarse siquiera tangencialmente con las microalgas. Es más, tampoco se ha registrado incremento alguno en los casos de dermatitis, que es el efecto que podría producir un contacto directo con estos microorganismos y que, además, sería en todo caso leve, tal como coinciden los expertos. "El sistema sanitario no ha detectado casos de afecciones de piel superiores a los esperados", insistió Baltar.

El representante del Gobierno autonómico, como haría a renglón seguido la consejera de Política Territorial, Sostenibilidad y Seguridad, Nieves Lady Barreto -la oposición hizo comparecer a ambos por el mismo tema-, puso igual énfasis en desligar el origen de las concentraciones de cianobacterias de los vertidos de aguas negras al mar. Una pretendida relación que desmiente el reciente informe de los científicos Javier Arístegui, Antonio González-Ramos y Mar Benavides, de la Universidad de Las Palmas de Gran Canaria, que sirvió a Baltar para calificar de "adecuada y proporcionada" la respuesta del Ejecutivo a la reaparición de estas manchas, que aunque con menor intensidad, ya se dejaron ver en dos episodios anteriores, en 2004 y 2011.

En definitiva, el consejero aseveró que se ha actuado con arreglo a lo que marcan los protocolos internacionalmente aceptados. Unas medidas que, en resumen, y en lo que afecta a los bañistas, consisten en desaconsejar sumergirse en zonas del litoral donde haya presencia de microalgas. "Pudiendo utilizarse el resto de la playa", puntualizó Baltar, que negó las acusaciones de ocultamiento de información lanzadas desde los partidos en la oposición y que lamentó que se hayan puesto en duda los informes de científicos y funcionarios "que llevan 30 años en sus puestos".

A pesar del tono bronco con que por momentos discurrió la comisión, hubo un consenso implícito para descartar -cuando menos hasta que no haya una evidencia científica solvente que lo contradiga- que los vertidos de aguas sin depurar tengan que ver con la aparición de estos microorganismos. "Y todo lo demás habrá que investigarlo", puntualizó Lady Barreto después de que Patricia Hernández asegurara que los autores del susodicho informe exhortan a estudiar la posibilidad de que los vertidos de aguas negras puedan de alguna forma influir en el crecimiento de las microalgas.

Así pues, hubo unanimidad al menos en considerar como la causa de estas concentraciones o blooms la combinación de varios factores naturales: la subida de temperatura del mar, la calima y la falta de viento.

La controversia se centró así en el tratamiento informativo que desde las áreas de Sanidad y Sostenibilidad se dio a este asunto. Si la presidenta del grupo socialista, Patricia Hernández, y el propio Baltar se enredaron en un cruce de fechas sobre el momento en que el Gobierno trasladó las pautas a seguir a los ayuntamientos -Hernández afirmó que la información no se dio hasta un mes después de la aparición de las primeras manchas-, especialmente duros se mostraron los portavoces de Nueva Canarias, Román Rodríguez, el Partido Popular, Zacarías Gómez y Luz Reverón, y Podemos, Noemí Santana y Francisco Déniz.

Con la comunicación interna del Banco Español de Algas como telón de fondo, un escrito que habla de "tumores de hígado" y que desató la tormenta política tras salir a la luz a finales de agosto, la oposición acusó al Ejecutivo de "manipular" la información, de "desfachatez política", en palabras de Santana, e incluso de haberse comportado como lo hiciera en su día el hoy presidente Mariano Rajoy tras la catástrofe del Prestige.