La Provincia - Diario de Las Palmas

La Provincia - Diario de Las Palmas

Contenido exclusivo para suscriptores digitales

Entrevista

"Puigdemont está mareando la perdiz y no va a ceder en su aspiración independentista"

"No se ha puesto en valor que los españolitos corrientes hemos ayudado a la prosperidad catalana", explica Juan Marrero Portugués

Juan Marrero Portugués, ayer antes de la entrevista en la capital grancanaria. ANDRÉS CRUZ.

¿Cómo cree que va a acabar este enfrentamiento entre Cataluña y el Gobierno central?

No va a quedar más remedio que aplicar el artículo 155 de la Constitución, porque el Gobierno español ha dado ya facilidades de todas las maneras al señor Puigdemont para que rectifique y parece que no va a quedar más remedio que aplicar ese artículo y quitarle todas las competencias a la Generalitat. El problema del artículo 155 es que no está regulado, no está desarrollado y está un poco en la voluntad del Gobierno en este momento su aplicación. No sé exactamente cuál es el camino que seguirá el Gobierno y nadie lo sabe porque no es tan sencillo. Lo que no cabe la menor duda es que el Gobierno tendrá que tomar medidas porque este estado de inestabilidad es absolutamente insostenible. Ya era de esperar.

¿Quizás se ha tardado demasiado tiempo para resolver este conflicto?

Sí, quizás se ha esperado demasiado tiempo, pero el problema yo creo que en el fondo está en que el artículo 155 de la Constitución no está regulado y, por tanto, el Gobierno tiene que tomárselo con mucho cuidado para que no se cometa ningún disparate de orden jurídico. De manera que creo que eso es lo que está ocurriendo y esto lo saben los separatistas catalanes y Puigdemont y están aprovechándose justamente de esta falta de regulación del artículo para adoptar el disparate de medidas que están tomando.

El Gobierno le había dado un plazo a Puigdemont, pero él ayer en su carta no concretó si declaró la independencia y ofrece dos meses de diálogo.

Claro, Puigdemont está mareando la perdiz. Se está aprovechando de la situación.

¿Usted ve posible una reunión entre ambos gobiernos para explorar acuerdos?

No, no parece posible tal y como han transcurrido las cosas. La postura de Puigdemont, la real, está clarísima, es decir, tiene sus aliados y socios y están buscando la manera y están intentando por todos los medios conseguir la independencia. No van a ceder en absoluto, se mantendrán firmes.

¿Es una huida hacia adelante?

Sí, es posible que sea una huida hacia adelante, pero no tienen otra solución que mantenerse en la postura en la que están. La situación es realmente triste y lamentable para el resto de los españoles.

¿Dónde cree que está el germen del problema?

El deseo de independencia no es una cosa de hoy ni de ayer. Hay una minoría catalana que siempre ha aspirado a la independencia de Cataluña, es una larga tradición que asciende a más de un centenar de años. Ya en el siglo XIX había apetencias catalanas por la independencia y esa minoría no ha dejado de crecer. Había un partido, que era Convergència i Unió, que mantenía más o menos las aspiraciones de la independencia, pero como una especie de propósito. Convergència era un partido de derechas, representante del poderío económico de Cataluña y de un sector al que lógicamente no le interesaba la independencia. Fuera de España, Cataluña tiene el problema añadido del tema europeo, porque quedaría fuera de Europa. Pero desgraciadamente Convergència ha desaparecido, ha dejado de ser el poder moderador dentro de los sentimientos independentistas de Cataluña. El partido desapareció políticamente por los errores tremendos primero de Jordi Pujol y de la élite que le rodeaba y, a continuación, de Artur Mas, que es el que se ha cargado CiU. La desaparición de Convergència ha significado naturalmente el aumento de las aspiraciones independentistas de la izquierda catalana fundamentalmente. Convergència hacía de moderador, amenazaba con la independencia pero sabían que eso era una aspiración difícil de conseguir y más o menos lo mantenían, pero al desaparecer Convergència se han roto completamente las barreras que impedían el movimiento independentista que ha crecido en la izquierda.

Hay quien culpa al Gobierno central del PP de ese auge del sentimiento independentista.

Esto es discutible. Es posible que el PP podía haber hecho algo más, pero también el PSOE tiene responsabilidad, ambos han gobernado en España. Hubo un momento durante el mandato de José Luis Rodríguez Zapatero que el PSOE dio alas al independentismo de una forma clara y evidente durante la revisión del Estatuto de Autonomía catalán. Los independentistas vieron en el PSOE un apoyo.

Pero fue el PP quien presentó recursos ante el Tribunal Constitucional para recortar el Estatuto de Autonomía catalán.

Sí, para parar todo esto. El PP no estaba animando el independentismo, cosa que sí hacía en cierta forma Rodríguez Zapatero. Sin embargo, el PP ha debido de cortar una serie de acciones que el Gobierno catalán ha estado haciendo durante los últimos 30 años, especialmente en lo relativo a la formación de la juventud, con un abandono completamente de la auténtica historia de Cataluña, inventando su propia historia y llevándola a la escuela y eso ha sido grave.

¿Cuestiona entonces la transferencia de las competencias en educación a las autonomías?

Sí y eso no lo ha vigilado ni controlado el PP, que ha dejado que crezca una nueva generación en Cataluña que no tiene ni la menor idea de la realidad. Piensan de Cataluña algo que nunca han pensado las generaciones anteriores y tienen una visión sesgada de la historia de España. A la hora de buscar culpables, tanto por parte del PSOE como por parte del PP cada uno se pueden repartir las culpas por llegar a donde se ha llegado.

La Generalitat apela a una mediación.

No, es absurdo. La mediación es imposible. En líneas generales, la mediación para facilitar la independencia de Cataluña no la va a conseguir en Europa. En los grandes países europeos tienen también problemas de separatismo en sus propios estados. En Alemania, en Francia y en Italia hay problemas. Hay un sentimiento separatista en todos estos sitios. De tal manera que esa mediación sería absurda completamente.

Europa tiraría piedras sobre su propio tejado.

Sí y la Unión Europea no lo va a hacer. La postura de la UE ha sido tremendamente clara.

¿La independencia de Cataluña sentaría entonces un peligroso precedente?

Claro. Sentaría un precedente que sería horroroso para el resto de Europa. Cuando la Unión Europea está tratando de unificar, esto significa nada menos que perder los principios fundamentales de lo que es la razón de ser de la Unión Europea, por lo tanto no lo van a apoyar.

¿Qué fue lo primero que pensó al ver que Puigdemont declaró la independencia en el Parlament y, acto seguido, suspendió sus efectos para abrir un proceso de diálogo?

Desde el punto de vista de Puigdemont y de sus aliados estratégicamente lo están haciendo a su gusto y lo están haciendo bien ante la falta de definición del Gobierno central en tomar decisiones y, por lo tanto, tienen un campo abierto para seguir actuando como lo están haciendo, es decir, dando largas al asunto y más largas pensando que en algún momento determinado se va a cansar el Gobierno español de todo esto y va a terminar cediendo.

Rajoy ha advertido a Puigdemont de que él será el único responsable de la aplicación del artículo 155.

Sí, pero no llega a hacerlo. Eso lo viene diciendo Mariano Rajoy, Ciudadanos y el propio PSOE, pero no terminan de decidirse. La indefinición del artículo 155 hace difícil su aplicación inmediata. Cuando todo esto pase, habría que regular el artículo 155 con una ley orgánica, que hoy no está regulado y, por tanto, el Gobierno central y sus aliados, Ciudadanos y PSOE, tienen que estar inventado la forma de aplicar correctamente el artículo 155.

Sin ser ese artículo ¿qué alternativas hay para solventar esta encrucijada?

Desgraciadamente el antecedente que hay es el de 1934, en aquel entonces no se aplicó ni artículo 155 ni nada, sino que intervino el Gobierno de Madrid con el Ejército, pero eso en el siglo XXI es absolutamente imposible y disparatado. No es fácil encontrar una solución y yo personalmente no la veo. Soy pesimista en cuanto a que se encuentre una solución que sea del agrado de todos. La solución a que se llegue en su día agradará a unos, pero no a otros. Si se mantiene la unidad de España la solución que venga, sea cual sea, sea buena, aunque tendrá muchos detractores a esa misma solución.

Esto ha despertado odios desde los dos bandos.

Sí, éste es otro tema grave de la situación que estamos viviendo. El odio, los recelos y la desconfianza son algo muy malo. El otro día vi unas imágenes de televisión de gente tirando sillas en plena plaza de Cataluña, unas personas contra otras; se dijo que era un problema de partidarios de equipos de fútbol, pero lo dudo, creo que desgraciadamente fue un conato de odio entre las partes que se reflejó así. Es más, sólo hay que ver las declaraciones de algunos independentistas aliados de Puigdemont, como la CUP. Por ejemplo la intervención de la diputada Anna Gabriel, cuando estaba explicando una situación en Cataluña y una actitud del Gobierno central que no era así en absoluto porque llegó incluso a decir que estaba amenazada por el Ejército. Están dando una versión distinta de la realidad y están convencidos de que es así y eso es peligrosísimo, porque sus aliados van a tomar las palabras de Anna Gabriel como si eso fuera la realidad histórica de lo que está ocurriendo en España. No ha habido persecución en ningún momento.

¿La espantada masiva de empresas de Cataluña es lo que ha frenado la declaración unilateral de independencia?

Ellos no parece que le den mucha importancia. Los independentistas no le dan importancia a esto, pero esto se notará sin la menor duda. Se exponen a que Cataluña deje de ser una referencia económica, como lo ha sido durante siglos en España. Cataluña ha sido la referencia histórica en la economía española a todos los efectos, nos guste o no. Ha sido la región más industrializada y activa y ha sido un ejemplo para el resto de comunidades. Y el resto de España durante los últimos 200 años no ha hecho otra cosa que proteger a la propia industria catalana. Me extraña muchísimo que no se haya recordado que la economía externa española, la política de aranceles española, se basó durante 200 años fundamentalmente en proteger la industria catalana. En aquella época era la industria de los tejidos, que era la gran riqueza de Cataluña. La protección de los tejidos catalanes tenía el 100% del apoyo del Gobierno central para que prosperara Cataluña y eso fue a costa del sacrificio del resto de los españoles. No se ha puesto tampoco en valor que los españolitos corrientes hemos echado una mano a la prosperidad de Cataluña.

Compartir el artículo

stats